La pasada semana, me brindaron la oportunidad de realizar una breve charla introductoria acerca del neuromarketing, una emergente disciplina que puede ser considerada como una potente herramienta tanto para empresas como para los consumidores, y que nos presenta un futuro con un amplio abanico de posibilidades.
Los estudios de marketing tradicional, basados en encuestas o focus group, nos han puesto de manifiesto que la gente razona y dice lo que piensa, pero luego sus testimonios y razonamientos no mantienen una correlación con sus actos, porque el cerebro busca el significado de lo irracional. La neurociencia ha desvelado que el pensamiento consciente, alterado por las circunstancias del ambiente, las experiencias pasadas de la persona y el momento en el que se encuentre, no tiene porqué ser igual al pensamiento metaconsciente.
El neuromarketing, por lo tanto, tiene su raíz el estudio de la mente del cliente, el conocimiento de las zonas que se activan frente a diversos estímulos y el comportamiento humano desde una nueva perspectiva de análisis. Se trata de entender que zonas del cerebro están involucradas con cada comportamiento del usuario, bien sea frente a una determinada marca, cuando compra un producto, o simplemente cuando piensa en el nombre de una empresa.
El objeto se centra en medir la emoción, el interés, la atención o la empatía que suscita nuestro anuncio o nuestro producto infiriéndolo a partir de técnicas que midan la actividad cerebral, la frecuencia cardiaca, la tensión muscular en el rostro, la fijación de nuestra mirada o la sudoración de la piel entre otras.
El ser humano es razón y emoción, y por tanto, para lograr la eficacia de una marca o producto deberemos lograr incidir en las dos. Ciertos sonidos, olores, colores, imágenes…etc. utilizados de forma adecuada pueden influir en nuestro cerebro haciéndonos reaccionar en uno u otro sentido, y haciendo aflorar ciertos recuerdos grabados previamente o vinculándolos a un cierto producto. Todos estos factores, de la mano y la fiabilidad de las técnicas neurológicas, son los que un neuromarketer debe saber emplear y manejar para potenciar sus ventas, desde el producto en todas sus características, pasando por el punto de venta, hasta la promoción y publicidad del mismo sea cual sea su soporte.
El Neuromarketing es, por lo tanto, una disciplina que presenta muchos desafíos al Marketing moderno. Conocer a fondo lo que el cliente piensa sobre los productos y porque toma las decisiones que toma, es una pregunta que ha dado lugar a infinitas perspectivas en el campo del marketing. La metodología que, en un principio, partía y exigía siempre un presupuesto elevado, esta cada vez más al alcance de todos. Poco a poco el valor de neuromarketing va capilarizando hacia los pequeños productores y distribuidores.
El neuromarketing debe lograr definir el producto que quiere vender en el cerebro de sus potenciales clientes, hablando a la parte del cerebro del público más adecuada para vincular nuestro producto y siempre desde el más absoluto respeto al consumidor. Es por ello que la Asociación de Marketing y Negocios de Neurociencias (NMSBA) está monitorizando un control de calidad de las empresas que ofrecen servicios basados en las neurociencias velando por una praxis ética y por la capacidad de relacionar los hallazgos, siendo las investigaciones siempre acordes al método científico.